Los peperos madrileños acaban de cerrar un congreso más que llamativo, no tanto por el descalabro infligido a Ruiz Gallardón (en quien muchos ven, erradamente, la cara amable del conservadurismo hispano) como por la puesta en escena del relevo. Muchas veces he señalado el valor de las imágenes, en esta ocasión, con toda la razón del mundo. ¿Han reparado en esa instantánea donde Mariano Rajoy aparece mano con mano unidas a lo alto junto a Esperanza Aguirre? Parecería que están bailando una danza renacentista, mas lo que realmente hacían era sellar el futuro inmediato. Sostienen los populares que la actual legislatura de Rodríguez Zapatero no llegará a buen puerto y que más pronto que tarde se convocarán elecciones al Parlamento. No parece que atinen pero si tal evento pudiera producirse, la fotografía de marras explicita muchas cosas. El gallego Rajoy, abierto de piernas, como para no moverse de las arenas movedizas entre las que cotidianamente cabalga sonríe sin llevar credencial al pecho, mientras que una pizpireta Esperanza contiene la emoción, ella sí con credencial, la pierna derecha al frente y la izquierda atrás, con el tacón en alto, trasladando la impresión y casi seguridad de lo emergente. Es la imagen del futuro. Si hubiera elecciones a plazo medio, ya sabemos quién será cabeza de lista popular. Y es que José María Aznar anda un tanto descontento con el rapaz de Pontevedra, impartiendo instrucciones para el mañana. El congreso popular madrileño ha sido el de la esperanza.

*Profesor de Universidad