Al presidente del PP, Pablo Casado, se le han debido erizar los pelos con la foto de Pedro Sánchez e Inés Arrimadas dándose la mano ante la bandera de España.

Hacen buena pareja, él tan pintón, tan presentable ella y tan moderados los dos. Aquellos que suspiraban por un acuerdo PSOE-Cs han vuelto a ilusionarse con un gobierno del centro izquierda. Tienen a favor, para cumplir su sueño, que Albert Rivera ha dejado de soñarse a sí mismo y que para Sánchez gobernar con Pablo Iglesias es dormir en cama de pinchos. Pero la política española es un circo y habrá que ver si esta nueva función triunfa.

Hasta ahora, Pedro Sánchez, como director de pista, había mantenido a raya a los domadores de Abascal, y a sus fieras, haciendo equilibrios sobre el alambre. Pero el show empezaba a repetirse, el público se confinaba, a los niños les daban miedo las bromas del joker Rufián, y de ahí la incorporación de Arrimadas como nueva trapecista. Una artista capaz de volar en dobles mortales y ambos sentidos, de pactar con Vox y el PP y ahora con el PSOE y Unidas Podemos es lo máximo.. ¿Cuándo, señoras y señores, se había visto semejante número? Habría que remontarse al hemicirco de Adolfo Suárez, y ni aún…

Pero el fichaje de Arrimadas por el circo socialista ha tenido consecuencias en su propia carpa y familia circense. El hombre forzudo, Marcos de Quinto, ha tirado las pesas y partido en su carromato para dar otro espectáculo allá donde gusten sus ideas-fuerza. Podría hacer pareja con la doma de felinos de Abascal, o con alguno de los hombres-cañón del PP, como el murciano Teodoro, incluso con la internacional Cayetana, lanzadora de cuchillos. Puede que en su ruta, pero en sentido contrario, se tropiece con el antes alegre y ahora triste Rufián, de nuevo errante tras verse condenado a un rincón de la pista a ver brillar a Arrimadas en lo alto del trapecio.

Con Pedro Sánchez se quedan los vascos y su número de focas amaestradas; los canarios, en la piscina de delfines; Guitarte, con sus trucos de desaparición (¿existe, no existe?); Errejón, el mentalista; Revilla, ventrílocuo de Revilla; pero, sobre todo, la nueva Pinito del Oro, Inés Arrimadas, que promete sorprendernos con un triple mortal sin red, ya se verá si a derecha o izquierda del público.