El cementerio zaragozano de Torrero es algo más que un camposanto. Y lo es, fundamentalmente, debido a su patrimonio, muy variado y rico en lo estético --si de arquitectura de panteones o escultura funeraria hablamos--, e históricamente depositario de un mismo cúmulo de riqueza. Son cientos, miles, los episodios, historias y anécdotas que se han contado, escrito, o podrían contarse, escribirse, en este escenario singular, que no deja de desarrollarse y crecer más allá de su función natural.

La última novedad culturalmente reseñable reside en el catálogo que recientemente se presentaba en el Ayuntamiento zaragozano con el título Arte del siglo XXI en el Cementerio de Torrero.

En sus páginas, comentadas por Blanca Blasco y Mariela García Vives, nos sorprenden una serie de obras de arte, a base de rasgos modernos, contemporáneos, que ya han sido colocadas en el cementerio, en diversos lugares, conveniente y respetuosamente escogidos para realzar tanto la belleza de las piezas como la mutación o mejora del entorno al incluirlas en ellos. Árboles, avenidas, nichos, capillas, tumbas y monumentos las enmarcan, pero la aportación del arte moderno, rebelde, rabiosamente vivo, a ese entorno sacro hace brotar nuevas sensaciones, el sano contraste de la creatividad en un museo al aire libre donde la muerte y la vida, la semilla y el árbol, el charco y la nube se dan la mano.

Los escultores, coordinados por la Asociación de Artistas Plásticos Goya, que han aportado obras son: Velásquez Gómez, Alfonso Vaquerizo, Miguel Sanza, Debora Quelle, Juan Carlos Laporta, Javier Lacarra, Jesús Guallar, Emilio Gazo, Mariela García Vives, Javier Gallego, Fernando Clavo, Carlos Celma, José Antonio Barrios, Miguel Angel Arrudi, Fernando Bayo, Pedro Ania y José Antonio Amate. A sus esculturas hay que añadir las pinturas de Maripi Abad, Juan Carlos Callejas, Radoslav Kirilov, Carmen Marcuello, Alfonso Val, y las fotografías de Columna Villarroya y José Miguel Abad.

Un nuevo motivo, por tanto, para recorrer esta sugerente exposición en tan original sala al aire libre, para volver al Cementerio de Torrero, pero con una mentalidad bien diferente. Estimulados ahora por la inspiración, ilusión y el ejemplo creativo de todos los artistas implicados en renovar un espacio funerario que, gracias a sus responsables, es diferente.