La fundación, el nacimiento de Bodegas Enate ha supuesto en Aragón un antes y un después en el concepto de elaboración y venta del vino. Una nueva filosofía presidió desde un primer momento la puesta en marcha de esta pionera marca, impulsada por Luis Nozaleda. Un empresario que ha denostrado con creces que sus manifestacions de amor a la tierra no eran un truco de marketing, sino algo más profundo, una nueva raíz de la que no sólo crecerían las cepas de magníficos caldos, crianzas y reservas, sino otra manera de entender el arte de la viticultura, como economía siempre, por supuesto, pero también como cultura y arte.

Precisamente en esta última disciplina acaba Enate de inaugurar en el Museo Pablo Serrano de Zaragoza una magnífica exposición que viene a resumir muchos años de esfuerzo y compromiso.

Ya en el primer vistazo a los cuadros se observa una grata y equilibrada coincidencia entre las firmas y el producto. Las botellas de Enate se distinguieron rápidamente de las demás por sus hermosas etiquetas, firmadas por artistas de tanto prestigio como Antonio Saura o Víctor Mira. La bodega actuaba en varios frentes: por un lado, iba integrando una colección propia, con grandes nombres de artistas españoles, como Tàpies, con los que establecía algún tipo de relación o vínculo; por otro, potenciaba una política de becas que ha contribuido a hacer emerger o consolidar nuevos talentos. El conjunto de tales actuaciones sostenidas en el tiempo con certeros criterios, de los que el equipo de la firma, encabezado por Ramón Justes, no es en absoluto extraño, ha cuajado en un mecenazgo dinámico y enriquecedor para el conjunto de la sociedad. En un ejemplo que otras muchas firmas podrían, deberían seguir para ayudar a poner en valor y difundir las mejores producciones de nuestras vanguardias culturales y artísticas, verdadero motor de la sociedad.

En esta exposición Enate, Arte y Vino, montada con gusto en el Museo Pablo Serrano, conviven nombres como José Manuel Broto, Pepe Cerdá, Carmen Pérez Ramírez, Daniel García Nieto, Eva Armisén, Carrera Blecua, Vicente García Plana, Gema Rupérez y un largo etcétera de artistas plásticos asimismo comprometidos con el acto feliz de enraizar a la tierra, a las cepas del vino, una parte sustancial de su arte.

Una fiesta artística, cultural, y un lujo para Aragón.