Alfonso Guerra acuñó aquella famosa frase suya de «tahúr del Misisipi» para criticar algunas maniobras de Adolfo Suárez y su UCD. El propio Guerra era un buen jugador, aunque usara a menudo cartas marcadas, pero el duque le ganaba por la mano, hasta que el PSOE se adueñó del tapete y se acabó la partida.

En tierras del Ebro, la partida de póker post-electoral acaba de comenzar. Los jugadores reparten cartas sin perderse de vista.

Todos podrían ir de farol y por eso unas dobles parejas, incluso una simple pareja serviría para, en ausencia de tríos (no digamos ya de un harto improbable póker) ganar en el saloon una mano que puede valer por cuatro años en los salones del poder.

En el primer descarte, dos de los jugadores, curtidos en anteriores partidas y apuestas, Javier Lambán y Arturo Aliaga han ligado pareja. Obligando al resto de los jugadores, al menos, a igualarles, si pretenden descartarse y quieren subir la apuesta.

En la variante Montana del póker descubierto toca ahora descubrir cartas al Partido Popular y Ciudadanos. De lo que liguen en el descarte (porque el primer reparto, el las urnas, no les dio juego ganador) dependerá que ganen algunas de las partidas de esta timba que no se juega entre tahures del Misisipi, sino a media luz en las riberas y chiringuitos del Ebro, con un foco sesgado iluminando el perfil de Arturo Aliaga, el jóker de la baraja.

El PAR ha sorprendido a propios y extraños jugando sus ases a favor del socialismo, cuando desde hacía años venía sentándose, jugando al guiñote, o al burro, con el PP. ¿Por qué el cambio de descarte? ¿una vicepresidencia, consejerías, alcaldías...?

Pero, siendo estratégica, y ciertamente ingeniosa, la alianza entre PSOE y aragonesistas no será suficiente para romper la banca, ni la bancada de la oposición, y de ahí que necesiten de otros jugadores.

Los más despistados parecen Ciudadanos, tan dubitativos a la hora de descartarse que podrían quedarse con una mala jugada. Tampoco Podemos está jugando con brillantez, y podrían quedarse fuera de la última mano.

Es el juego del poder.