Muchos zaragozanos tienen muy malas experiencias con la remodelación de las calles, esas obras que en teoría deben mejorar la calidad de vida ciudadana y que acaban con demasiada frecuencia en el hospital. A los peatones les cuesta acostumbrarse al nuevo diseño de las calles y las texturas de los recién estrenados materiales, y esto es motivo de accidentes como los que ya se han producido en la calle Fran Julián Garcés, donde los afectados se han constituido en asociación para ir a los tribunales. Resulta extraño que dada la experiencia, el ayuntamiento no obligue a las constructoras a mimar los acabados para evitar percances.