No es de recibo que un centro público de especialidades médicas como el Ramón y Cajal de Zaragoza afronte la actividad diaria sin aire acondicionado. Y en estas fechas. El personal denuncia que un aparato se estropeó hace años y no se ha reparado y el otro se ha averiado en mal momento, con temperaturas insoportables en la ciudad. La solución de algún ventilador no es suficiente. La mayoría de pacientes son personas mayores, con lo que las afecciones e incomodidades se hacen más patentes. Hay que solucionarlo urgentemente.