Un atónito Salvador Dalí asistió al lanzamiento de la bomba sobre Hiroshima, para en ese preciso momento, como por efecto de una revelación, dejar paso al Dalí atómico.

Era el 6 de agosto de 1945. El genio español y su mujer, Gala, habían hecho las maletas a Estados Unidos y encontrado residencia en California, cerca de Monterrey, en un paraje que al pintor le recordaba las marinas, rocas y arenas de su tierra natal, Cadaqués o Port Lligat.

La clausura de una guerra mundial con la inauguración de la era atómica golpeó la sensibilidad de Dalí como si sus propios átomos creadores se hubiesen acelerado.

A partir de ahí, el pintor se sumergió en el estudio de la física y de la biología. Los libros científicos desplazaron a las poesías y novelas de su mesilla de noche y, de la misma manera que había intentado dibujar y pintar el subconsciente, inspirándose en Sigmund Freud, intentó ahora plasmar el cociente de la materia, inspirándose en Albert Einstein.

En sus declaraciones a las cadenas americanas de televisión, un mesiánico Dalí se refería a un misticismo nuclear, a una nueva cosmogonía en torno al átomo, que él estaba dispuesto a incorporar a su pintura.

Como ejemplo y práctica aplicación de su nuevo fervor por las matemáticas y la física nuclear comenzó a trabajar en su Leda atómica, una composición, con Gala como modelo, que volvía a inspirarse en la tradición clásica de Leda y el cisne, ya recreada por maestros como Rafael o Tintoretto. El lienzo de Leda/Gala, emblemático en la obra daliniana, combina los avances de la pintura del Renacimiento y el número aúreo de Da Vinci con los descubrimientos de la era atómica y la teoría de la relatividad, en una orgía y variedad de elementos que solo el genio de un Dalí era capaz de armonizar.

El proceso intelectual y artístico que impulsó al artista hacia una nueva etapa en su obra está recogido en la exposición Dalí atómico, presentada en Caixa Forum, más rica en contenidos teóricos que en obra del autor, pero muy interesante, al incidir en las razones del abandono de Dalí del surrrealismo hacia nuevos caminos del arte moderno.