La decisión del alcalde de Zaragoza de abrir los comedores de algunos centros escolares para apaciguar en parte las necesidades de niños con carencias económicas en sus familias debía sintonizar forzosamente con el anuncio hecho por la DGA de utilizar los recursos liberados por el Ministerio de Sanidad para la misma cuestión. No tiene ningún sentido, más allá de las dificultades administrativas del consistorio para abrir por su cuenta los colegios que pertenecen a Educación, que ambas instituciones hicieran la guerra por su cuenta. La necesidad social que se pretende cubrir exige aunar los esfuerzos para garantizar --a quien lo necesite-- el servicio que se debe prestar y convendría a estas alturas que los potenciales beneficiarios estuvieran cuantificados. Y ahí los servicios sociales de ambas administraciones tienen la clave.