Me considero una española de bien y no, no necesito armas para autodefenderme, señor Abascal. Espero que lo siga haciendo el Estado de Derecho en el que tengo depositada toda mi confianza, a pesar de sus fallos, y al que seguiré defendiendo con el único mecanismo en el que creo: la democracia. Dicho esto, estimados candidatos políticos, deberían ustedes elevar el listón y prescindir de esos soplagaitas de los que se rodean, empezando por usted, que lleva en sus listas a generales que resucitarían a Franco si pudieran o que fletan aviones para montarse una fiestecita. Ya les vale. No se imaginan lo que nos está costando a muchos metabolizar la precampaña electoral con un PSOE vengativo, capaz de prescindir de un valor político como Urquizu solo porque no dijo amén al rencoroso Sánchez. O un Ciudadanos, al que se le fue la mano para imponer como candidata en Castilla León a una ex parlamentaria del PP investigada por presunta corrupción. O un PP que ha puesto a vigilar cualquier corrupción del partido a un imputado por el fiasco del Campus de la Justicia de Madrid en el que se han despilfarrado cien millones. O la alianza sellada entre EH Bildu y ERC para «jugar juntos la partida política», según el coordinador Otegi. O un Podemos, el adalid de la democracia interna, que solo llevará en las listas a los fieles, pero muy fieles, a Iglesias. O una Junta Electoral, tan tiquismiquis para todo, que se ha cruzado de brazos ante el nuevo desafío independentista. ¿Alguien piensa que le puede importar a Torra que lo inhabiliten? ¿De qué, si él mismo se inhabilitó de todo?. H *Periodista