La autovía Lérida-Huesca-Pamplona tiene todavía el 78% de su trazado en la fase de proyección o de estudio previo; o sea, que está prácticamente en el aire. Sólo en Navarra se trabaja sobre dos tramos que suman unos trece kilómetros; lo demás es hoy por hoy mera propaganda política. La situación no debe extrañar a nadie, pues hemos pasado por una etapa (la de los gobiernos de Aznar) en la que según parece hubo muchas más palabras (y propaganda) que hechos. Esperemos que la actual administración socialista mude tal actitud y demuestre algo más de respeto a la ciudadanía y en particular a la aragonesa.

Esta autovía compone un eje de enorme potencial y es vital para que Huesca siga ganando renta de situación y disponga de alternativas de comunicación y transporte. Las tres ciudades que deberán quedar unidas se proyectan además hacia el Pirineo, por lo que su enlace ha de abrir nuevas posibilidades para una extensa zona cuyos habitantes también arrastran severos problemas de movilidad. Estamos por todo ello ante una infraestructura urgente, en la que no caben más aplazamientos ni dilaciones. Hora es de que en Aragón haya alguna obra pública que se planifique y ejecute en el tiempo previsto.