Casi tres horas tuvieron que esperar los pasajeros del tren Teruel-Zaragoza, que descarriló ayer en las cercanías de Calamocha, a que otro automotor los recogiera para trasladarlos a destino. El tren se salió de la vía a consecuencia del desprendimiento de unas piedras que habían sido arrastradas por las lluvias, y como la comunicación ferroviaria Teruel-Zaragoza sigue siendo tercermundista el tren de rescate tardó nada menos que dos horas y cincuenta minutos a llegar al lugar de los hechos para continuar el viaje. Más suerte tuvieron los pasajeros que esperaban en las estaciones, que fueron trasladados a destino en taxis.