Los partidos políticos en Aragón avivaron ayer el debate político contra la corrupción forzados por la sensación generalizada de que todos los políticos son iguales y, sobre todo, después de ver que las encuestas electorales hacen mucho daño a los partidos tradicionales por el hartazgo social. Todos los líderes rechazan y condenan públicamente cualquier acto de corrupción, pero no deja de ser llamativo que ni la presidenta Rudi ni el resto de dirigentes de los partidos de la oposición parlamentaria han sido capaces de ponerse de acuerdo para hablar juntos de la regeneración y, ni de lejos, se atisba un pacto contra la corrupción. Lo que dicen suena bien, pero luego se escucha a la Cámara de Cuentas de Aragón decir que no puede fiscalizar como quieren los partidos porque estos no le ponen medios ni humanos ni materiales. ¿Entonces?