En su visita al Pignatelli la presidenta de la Comunidad de Madrid ponía a disposición de Aragón la ayuda y recursos necesarios para la lucha contra el covid-18. Exactamente ¿a qué ayuda y a qué recursos se refieren? ¿Será a su peculiar sistema de confinamiento por zonas de salud que la propia Ayuso ignora? ¿Será ese hospital de pandemias al que quieren bautizar en breve con su propio nombre, que sigue a medio construir, que ha costado el doble de lo previsto y que piensa dotar de personal sanitario con traslados forzosos precarizando todavía más las plantillas del sistema público madrileño? ¿Será ese hospital que ella se ha empeñado en hacer, en lugar de reforzar las plantillas de la esquilmada Atención Primaria y hospitalaria y contratar en su momento los rastreadores necesarios como le aconsejaban organismos nacionales e internacionales? ¿Será su modelo de gestión de las residencias de ancianos a cuyos acogidos se les negó el derecho a la asistencia hospitalaria en lo peor de la pandemia? ¿Será su interés en poner como prioritaria la actividad económica asumiendo un coste de efectos colaterales en forma de muertos? Pero, vamos a ver, ¿tan pobrecicos nos ve a los aragoneses? ¿tan mala considera que ha sido la gestión de la pandemia en nuestra tierra que tenemos que ir a copiar su afán de originalidad y su permanente actitud de poner palos en las ruedas al Gobierno de España? ¿Será eso? ¿Tratará de ganar aliados con la Constitución en la boca, contra el Gobierno de Sánchez ? Estoy seguro de que el presidente aragonés le habrá recordado, no puede ser de otra manera, que la Constitución establece que España es un Estado social y de derecho (art. 1) que propugna como valores superiores la libertad, la justicia, la igualdad (también en materia fiscal) y el pluralismo político. De un presidente socialista yo no espero otra cosa.