La existencia en Zaragoza de un alto porcentaje de edificios sin ascensor ha impulsado un programa de ayudas que facilita a los vecinos la decisión de instalar elevadores. La falta de cómoda accesibilidad a la vivienda por parte de personas mayores es el detonante de este relanzamiento que mantiene en estos momentos casi las mismas actuaciones que las registradas en los ocho años anteriores. Nuevas técnicas de rehabilitación y la adaptación de la normativa han facilitado esta eclosión. Hay que favorecer la calidad de vida.