Casi tres meses después de la elección de Jorge Azcón como nuevo alcalde de Zaragoza, el gobierno municipal de PP y Ciudadanos ha cerrado el análisis contable con datos económicos llamativos: una inversión muy baja, cifrada en un 30%, aumento considerable de las facturas en los cajones y un retraso en el pago a los proveedores bastante feo, ya que se pagan las cantidades más altas, que casualmente corresponden a las mayores empresas y se dejan a un lado las más bajas, que son de las firmas más pequeñas.

Lo que consigue el equipo económico que lidera María Navarro es hacer una ingeniería contable en el Ayuntamiento de Zaragoza similar a la que tanto abominaba en la oposición el partido conservador. Está cayendo en los mismos errores que el concejal Azcón en la oposición denunció de los gobiernos de izquierda que han precedido al actual. La exigencia de la derecha de entonces es ahora el arma de gobierno de esa misma derecha (más Cs). Las mismas «trampas» que la oposición decía que hacían los equipos de gobierno de los alcaldes Juan Alberto Belloch y Pedro Santisteve se están haciendo en el consistorio. Y es que las facturas que no se consignan crecen. Puede ser cierto que el equipo de ZeC agilizara los pagos ante las elecciones y que hubiera proveedores que cobraran a cambio de dejar sin tramitar proyectos de inversión.

Pero la solución del nuevo equipo de gobierno no puede ser ganar tiempo con la auditoría e intentar evitar el plan de ajuste que dice ese mismo informe económico. Las sentencias que hay que pagar ya se conocían y no se puede detraer dinero de ayudas sociales y amortizar deuda restando de proyectos de inversión que, como la prolongación de Tenor Fleta, estaban ya para ser licitados (Adif incluso hizo la prueba de carga). Esto es un retraso total para la ciudad de Zaragoza y no supone inyectar aires nuevos al consistorio zaragozano. El alcalde debe ser más atrevido.