Se avecina la reforma del sistema tributario. La base para que la estudie el Gobierno y coja lo que considere se concentra en 444 folios alimentados por ocho expertos. Como para sacar conclusiones cualquiera que no lo sea y se haya atrevido a leerse el informe Lagares. El análisis de primera mano queda muy lejos de la capacidad de la mayoría. Su terminología es críptica para el común. Acabaremos como siempre, atentos a la crítica de los cercanos y a las bondades que nos venden los interesados. Sumidos en un galimatías del que solo detectaremos sus afecciones personales cuando se instaure y pasemos cuentas. Si lo aplica este Gobierno podemos imaginar hacia dónde nos dirigimos y, ante la duda, recordar lo que ha ocasionado otra de sus reformas, la laboral, por ejemplo. ¿Confianza en que el sistema que se adopte sea más justo y facilite la redistribución de la riqueza que entre todos creamos? Ninguna. El gato escaldado del agua fría huye. De momento, los resúmenes hablan de reducción del IRPF para los que justo les viene para comer, a cambio se subirá el IVA que todos pagamos igual cada vez que consumimos. También se quiere traspasar parte de las cotizaciones empresariales a los trabajadores, "equilibrar" lo llaman. O transferir varios puntos del IVA a la Seguridad Social para garantizar algunas pensiones. Uy, uy, uy. Carlos Floriano, vicesecretario de Organización del PP ya ha cogido el folio que le interesa: "Vamos a bajar los impuestos a 12 millones de españoles". De los otros 443, ni una palabra. Periodista