Por ser constructivos y no abundar en la indignación ciudadana ante el morro que le echan algunos políticos a lo de tener títulos que no se han ganado, yo quería apuntar aquí que podría ser un buen momento para que nos cuestionemos lo caro que sale estudiar en este país. El primer obstáculo está en Selectividad, o como quiera que se llame ahora: la tasa que hay que pagar, 124 euros, es impagable para algunas familias. Sí, lo digo en serio. Sé de institutos en los que algunos profesores han llegado a poner de su bolsillo las tasas de algunos alumnos brillantes. Luego viene la matrícula universitaria: cara, muy cara. Prohibitiva en algunas carreras técnicas, si la familia va justita. Y para que te den beca, necesitas estar casi a un paso de la indigencia. Si ya te toca estudiar fuera de tu ciudad (por obligación, no por gusto), el Gobierno de Aragón tiene unas becas de desplazamiento, pero hasta ahora solo cubren los estudios dentro de nuestra comunidad. Y entonces viene cuando la matan: si te tienes que ir, un suponer, a Madrid, la familia tiene que tener una cierta capacidad de gasto, porque si no, a ver cómo pagas alquiler, comida y gastos varios a la criatura. Claro que entonces, seguro que superas los máximos paupérrimos para que te den una beca por renta. Entonces, ¿qué hacemos con los que quieren cursar esos grados que no existen en Aragón? No creo que crear universidades con todo en todas las ciudades sea la solución, pero sería interesante favorecer la movilidad con un sistema de becas racional y que cubriera estos supuestos.

*Periodista