El consejero portavoz de la Embajada de Israel en España pudo hablar ayer en Zaragoza de la cultura de su país, pero lo hizo ante las siete únicas personas que sabían que el alcalde Belloch había levantado el boicot que la concejalía de Acción Social (CHA) había hecho al diplomático. La concejala Carmen Gállego está en su derecho a discrepar de la violenta política del Gobierno de Sharon, pero no debe hacerlo boicoteando desde una institución pública al representante del Estado de Israel. Primero porque aquel y éste son países democráticos, y segundo porque cuantos más lugares de encuentro se creen para debatir la discrepancia más focos de diálogo podrán abrirse. La conferencia del diplomático judío se integraba en unas jornadas sobre Israel organizadas por Sefarad, organización cultural hispano-israelí, con la colaboración del Ayuntamiento de Zaragoza. No se concibe que desde la propia institución organizadora se intentara tapar la boca a nadie.