La inminente jubilación del obispo de Lérida, Joan Piris, puede abrir nuevas posibilidades para la resolución del conflicto de los bienes eclesiásticos aragoneses en Cataluña. Su figura y la ejecutoria de su cargo durante los últimos años no han facilitado en absoluto que las piezas sacras regresen a su origen. Distintas sentencias del Vaticano se han posicionado a favor de Aragón, pero el obispo no las ha ejecutado. Quizá otro responsable diocesano cambie las cosas. Quizá.