Hay que darles un premio a los guionistas del nuevo Cuéntame: el episodio de estreno del jueves en TVE, finalizó con un guiño a la época: Antonio Alcántara ofreciendo acciones de su bodega al gobernador civil. Y es que 1982, que es el tiempo que estudia esta temporada, también fue el inicio de todo lo que somos ahora; ahí comenzó el delirio. El delirio por ser más ricos, más europeos y más modernos. Felipe González llegó para traer mundanidad a nuestros hogares e inauguró la etapa de riqueza de España. Brotaron los pisos, comenzó la Movida frente al Movimiento, cambiamos de coche y de mujer, y tanto dinero solo podía convertirnos en gente ilustrada. Y la ilustración exige una copa de vino y también un enólogo al lado...

Cuéntame dice mucho más de lo que pensamos. No es solo una divertida serie de época sino que sus guionistas cuidan que se reflejen las varias españas que convivían. En el capítulo del jueves, el niño Carlitos ya se ha hecho mayor, es el chico que gozó del desenfreno al que nos invitaba Tierno Galván desde la alcaldía de Madrid. El padre y la madre han pasado tantas experiencias que resumen la vorágine laboral que ha sido este país. En todas las familias de despertó una fiebre por ser más, por cambiar de trabajo, por emprender negocios, ¿por qué no? Y la bodega fue, sin duda, el símbolo de la prosperidad: pasar de beber en porrón a catar en copa de cristal. Todos los empresarios del ladrillo soñaron con tener una bodega. Ahora, 30 años después, casi todas están en venta.