ETA informó ayer de que no atentará más en Cataluña. Pero Cataluña le respondió, a través de su presidente, Maragall, y de todos los partidos --incluyendo la ERC de Carod-Rovira-- que ni desea esa solidaridad , ni aspira a otra cosa que no sea el cese de toda la violencia de ETA en todas partes. Con todo, el anuncio de los terroristas resultó terriblemente comprometedor para Carod, hasta el punto de hacer crujir de nuevo al Gobierno tripartito catalán. El clamor de que el dirigente de Esquerra pague con el final de su carrera política el error que cometió al entrevistarse con ETA volvió a ser abrumador, ante lo que Maragall volvió a marcar distancias con él. El PP insistió en que sólo cejará en su asedio al Gobierno catalán si se deshace el tripartito, mientras CiU ofreció su apoyo a los socialistas si deciden romper con ERC. En el fondo de la cuestión está, sin duda, una nueva vuelta de tuerca de ETA en su ánimo desestabilizador, atendiendo a su conocida estrategia de "cuanto peor, mejor". Este intento de crear más recelos entre el conjunto de los españoles y los catalanes parece buscar también, por absurdo que parezca, debilitar las expectativas electorales del PSOE para que el PP revalide la mayoría absoluta y no haya cambios en la política del Gobierno respecto a Euskadi.