Las Españas se han sumergido en aguas espesas y traicioneras. No es fácil identificar ya todos los problemas, los riesgos, los golpes de mano, las asechanzas y los trucos. Fantasmas del pasado se combinan con extrañas ensoñaciones, con mitos que han sobrevivido al tiempo, con ajustes de cuentas pendientes desde hace decenios, o siglos. Así que quienes comentamos la actualidad estamos condenados a tomar partido sin matices o a sentirnos ajenos a este descomunal barullo, lo cual nos pone a tiro de los unos y de los otros. Porque los bandos en liza (cuyos propósitos siendo contrarios son casi idénticos) consideran enemigos a quienes no están de su parte, incondicionalmente.

Encuestas, mentiras, polémicas, cargas de profundidad. El PP quiere vigilar a TV3 pues sospecha, con razón, que los medios públicos catalanes seguirán fomentando el secesionismo. ¿Quién vigilará entonces a TVE, tan subordinada a los argumentarios conservadores y cuyos telediarios son una vergüenza? Los secesionistas catalanes no presentarán lista única el 21-D porque cada cual va a lo suyo. Rajoy y Sáenz de Santamaría están de enhorabuena. Pero su fiscal y algunos jueces animan con su torpeza la causa independentista. Y es que ellos también son... muy independientes...

Qué lío, oigan: España es una democracia. España no se libra de los resabios franquistas. Todos los españoles somos iguales en deberes y derechos. Unos españoles son mucho más iguales que otros. Hay que cumplir la Constitución, dice el Gobierno central. Ese mismo Gobierno promulgó una amnistía fiscal declarada inconstitucional... cuando ya no había remedio. En el extranjero no nos entienden, sobre todo los pérfidos anglosajones. La Fiscalía no se casa con nadie. La Fiscalía ha llegado a un acuerdo con Matas para evitarle pena de cárcel. Sobresueldos. Cajas B. Chanchullos. Los ultras denuncian a quienes les llaman ultras. El Ministerio de Hacienda también interviene las cuentas del Ayuntamiento de Madrid. Está todo de lo más borde. Qué mal rollo.