Mis visitas a Santiago de Chile siempre han estado relacionadas con actividades o proyectos literarios. De la mano de amigos y autores chilenos me ha sido un poco más fácil comprender la compleja historia reciente del país, en el que siguen destacando las totémicas figuras de Víctor Jara, Pablo Neruda y Salvador Allende. Pero la sombra de la dictadura militar no se ha desvanecido por completo y aún es posible vislumbrar alguno de sus reflejos oscuros en determinadas estructuras de la sociedad, particularmente en el ejército y en las fuerzas del orden.

También en Chile, como en tantos otros países, la novela negra ha servido para remover los viejos cimientos y ventilar el aire de calabozos y habitaciones cerradas. Escritores como Ramón Díaz Eterovic o Bartolomé Leal han utilizado el género para descender a subterráneos y mazmorras de la memoria colectiva donde todavía alientan los viejos fantasmas.

A ellos se une ahora Boris Quercia, un autor muy interesante, como demuestra en su novela Hoy no quiero matar a nadie. Un texto duro y transparente a la vez que no engaña, aunque seduzca a muchos lectores, porque el protagonista y narrador de la historia, un policía llamado Quiñones, no es bueno ni malo, héroe ni antihéroe, sino todo lo contrario, y tan contradictorio como nuestra variable naturaleza. Quiñones trata de explicarse las cosas que suceden y el modo en que se transforman a su mirada complicando su voluntad con la tentación del amor, la venganza, la aventura, dejándose llevar por la acción y atrapar por la pesadilla, o simplemente por la realidad desnuda de apriorismos y filtros, esa triste y alegre, blanca y negra realidad de las calles de Santiago de Chile.

Con Quiñones, de fumada en fumada, de mujer en mujer, de uno a otro tiroteo, nos dejamos arrastrar por el destino que parece jalar de él hacia un lugar donde los límites de la realidad se han borrado y los renglones de la ley se leen como a través de una pecera turbia. Pero su alma nunca descansa y su novela no nos deja dormir.

Hoy, Boris Quercia estará en Tauste, con Pilar Fresco, y en FNAC Zaragoza, con Ángel Gracia y el Colectivo Z, un grupo de jóvenes autores zaragozanos que dará que hablar. Atrévanse a descubrirlo.