Algunos diputados aragoneses se quejaban ayer del nuevo sistema de fichaje, obligatorio para cobrar las dietas. «El método no refleja la realidad del trabajo», aseguraban. Asumiendo que la medida es positiva para ahondar en transparencia y credibilidad, hay una parte de la queja también cierta: hay parlamentarios que por más horas que estén en el hemiciclo pasan bien desapercibidos. Los brazos de madera no se compadecen con los relojes de fichar.