A falta de un balance definitivo, las cifras turísticas de Aragón arrojan esta campaña una ocupación que, especialmente en el Pirineo, ha alcanzado en algunas zonas y en buena parte del verano cifras que permiten el optimismo, aunque no alcanzan todavía las de antes de la crisis. Pero la oferta hostelera ha rozado el lleno en muchos municipios. Y un dato significativo que destaca alguno de los responsables del sector: la percepción de que el gasto por visitante ha aumentado respecto al pasado ejercicio. Aragón tiene una capacidad de atracción que hay que cuidar. Y potenciar.