Los nuevos informativos de TVE han levantado muchas expectativas. Que nadie me malinterprete, siempre he envidiado la británica BBC con unos directivos capaces de enfrentarse con su gobierno (vease el caso de Blair y la guerra de Irak). Si La Primera es un servicio público y si entre todos hemos de pagar su enorme déficit, resulta intolerable un uso partidista de sus telediarios. Pero a menudo se exagera la importancia de esos noticieros y su determinante influencia sobre la vida de la gente, es esa visión apocalíptica de una sociedad burdamente manejada por sus gobernantes. El mundo ha cambiado mucho desde los tiempos de Orwell, y aunque los métodos para manipular sean cada vez más sofisticados, también lo son los mecanismos de alerta de los ciudadanos. El 14 M es una prueba irrefutable de esto: el gobierno perdió las elecciones precisamente por que se le vio el plumero. Milá cae bien a casi todo el mundo, es preferible ver su cara cada noche y no la de Urdaci, a quien media España aborrecía. Pero se pasan tres pueblos los tertulianos que afirman que este cambio era prioritario para nuestra democracia. La buena noticia será que a partir de ahora se hable menos del telediario y de su presentador. *Músico y gestor cultural