La película de animación 'Buñuel en el laberinto de las tortugas', inspirada en el director de cine aragonés y en la figura del escultor oscense Ramón Acín, está teniendo un gran éxito. Dirigida por Salvador Simó y locutada por Jorge Usón (que interpreta al propio Buñuel), está mereciendo toda clase de elogios y muy destacados premios y nominaciones.

Buñuel en el laberinto de las tortugas nos invita a volver nuestra mirada, como atónitos espectadores, al paisaje de Las Hurdes, en Extremadura. No al actual, lógicamente muy evolucionado, sino al que, allá por los años treinta del pasado siglo, Buñuel, Acín y un equipo de camarógrafos vieron en vivo, en su trágico entorno natural y humano, cuando decidieron visitar aquella deprimida comarca para rodar un documental.

En la película, formidablemente resuelta con brillantes recursos de animación, van asomando a la pantalla, entre una escena y otra de animación, fragmentos del documental real, ya histórico, rodado originalmente por Luis Buñuel.

Son visiones que estremecen. Si ya por aquel entonces, Buñuel y Acín quedaron conmovidos por la hondura de aquella pobreza extrema, por los rostros lobunos, desdentados, amarillentos, acartonados, raquíticos, de todos aquellos hombres que parecían ancianos, de mujeres jóvenes que parecían viejas, de niños que no parecían niños y niñas, sino fámulos, seres enfermos, abandonados, cubiertos de moscas, tirados en los caminos, tullidos, sucios, analfabetos, víctimas, en fin, de un abandono tal que incluso el ojo de Buñuel, tan hecho a lo extraño y surreal, lloraba al verlos, impotente, con lágrimas de compasión.

Duele y abisma pensar que no hace ni siquiera un siglo hubiera en España comarcas como aquellas Hurdes donde todas las calamidades, privaciones y enfermedades parecían haberse concitado para humillar y marginar a su población. Y asombra pensar que el nivel de una parte de la España rural fuese entonces equivalente al que hoy podemos ver, y también lamentar, en las peores zonas de Haití o de Bangla Desh.

Un homenaje a Buñuel y al tambiéngrande aunque olvidado Acín, y una seria reflexión sobre nuestro pasado.