La Industria ha sido la gran olvidada durante los años del boom inmobiliario y financiero. El dinero rápido y fácil generado a través de actividades de la construcción y otros sectores como el de servicios provocó que el tejido industrial quedara relegado a un segundo plano. La crisis económica ha puesto de relieve la urgente necesidad de recolocar a la industria como motor e impulsor de la economía aragonesa.

En España el tejido industrial supone actualmente más del 13%, mientras que la media del resto de países es del 15%. Sin embargo, en Aragón genera actualmente el 20 %, lo que nos indica que estamos en el buen camino de construcción de un modelo industrial de referencia, si sabemos hacer las cosas bien, algo que, en estos momentos, nos genera dudas por la actitud y actuación del Gobierno de Aragón.

Alemania es el ejemplo más evidente de país donde la industria forma papel protagonista. La crisis económica ha provocado que todos nos miremos hoy en el espejo de su modelo económico. Una realidad más cercana sería el País Vasco.

De nada servirá medidas de austeridad y devaluación interna si no reforzamos el sector industrial. Para ello es vital desarrollar una política industrial que permita un crecimiento económico con mayor empleo.

La plena recuperación económica pasa por recolocar a la industria al frente de la economía por diferentes motivos. El primero de ellos es que genera puestos de trabajo estables e impulsa las exportaciones. Por otro lado es un sector que destina gran volumen de inversiones a I+D+i. Por último está demostrado que los países que cuentan con un tejido industrial fuerte resisten mejor las crisis económicas. La industria es además motor de innovación e internacionalización.

Aragón difícilmente conseguirá nuevo empleo industrial si no lo promueve el Gobierno e Aragón junto a la iniciativa privada. Quizá lo primero sería buscar nuestras raíces: agua, energía y reciclado, y darles vida nueva. Para ello hace falta acciones concretas y realistas, con un respaldo comprometido hacia el crecimiento de la pymes, un control sobre los precios energéticos.

Tenemos que desarrollar unas infraestructuras de transporte útiles para el movimiento de mercancías, algo de lo que carecemos en Aragón y cabría preguntarse: ¿Aragón puede desarrollarse correctamente sin las infraestructuras necesarias sobre todo rompiendo el Pirineo por Canfranc? Muy a pesar de las declaraciones del embajador de Francia en España, Jerome Bonnafon, que deja a nuestros políticos al pie de los caballos.

Aragón necesita saber hacia dónde quiere ir, qué le hace falta y disponer de una buena cartera de productos de futuro para poder y fijar políticamente las prioridades para su ejecución. Proponemos abrir un debate sobre cuáles consideramos las infraestructuras prioritarias y estratégicas para Aragón en estos momentos, desdoblamiento de la N-232, N-II, Pamplona-Lérida, y ante todo y sobre todo salir a Europa por Canfranc.

Por último, la Formación Profesional y las cualificaciones para los futuros empleados de la industria que exigirá el futuro serán completamente distintos a los que se exigen hoy en día. Las futuras generaciones necesitarán nuevas maneras de formarse. Ya en la actualidad colegios, universidades y empresas deben adoptar un enfoque más interdisciplinario y dirigido al funcionamiento en red. ¿Por qué? Porque el trabajador industrial del futuro también deberá ser un especialista en el funcionamiento global de las nuevas tecnologías aplicadas al sector industrial y su actualización permanente.

Queda mucho camino por recorrer si queremos que Aragón y su sector industrial vuelvan a jugar un papel determinante y ser locomotora de nuestra economía. Toca al Gobierno de Aragón y nuestros políticos tener una visión clara de nuestro futuro industrial para poder generar empleo.

Responsable Federación de Industria y Derivados FID-OSTA