Como dijo en el propio pleno el concejal de CHA, Carmelo Asensio, la maniobra de los grupos y en particular del PSOE, que ha dejado al Ayuntamiento de Zaragoza sin presupuesto, debe interpretarse en clave electoral. Con la cita del 26-M por delante, las cuentas presentadas por ZeC tenían muy poco futuro: el PP y Cs presentaron sendas enmiendas a la totalidad (que al final se votaron conjuntamente) y los socialistas se abstuvieron, lo que dejó al resto de la izquierda en minoría. La coartada de esta maniobra fue muy simple: el Ministerio de Hacienda ha obligado a incluir en la contabilidad municipal la deuda del tranvía y por lo tanto no cabe acudir al crédito. Solo por eso la capital aragonesa habrá de prolongar el presupuesto del 2018, y numerosas actuaciones y colaboraciones se quedan sin la correspondiente partida. No se podrá ampliar la atención a las personas que necesitan ayuda en su domicilio, por ejemplo, o incluso habrá que reducir a casi nada las fiestas de muchos barrios.

ZeC llegaba a esta importante encrucijada (precisamente a dos meses de las próximas elecciones) como suele: sin haber logrado negociar un acuerdo sobre las cuentas que proponía. PP y Cs, pero también el PSOE, le esperaban con las escopetas cargadas. Cabe preguntarse si en su decisión de impedir como fuera que el proyecto de presupuestos saliera adelante, renunciando a enmendarlo parcialmente, el cálculo electoral no predonimaba de manera descarada sobre el interés de los vecinos de Zaragoza. Por su parte, el PSOE volvía a jugar fuerte, pero en un sentido que quizás no le convenga. Porque sacar a escena por enésima vez la división de las izquierdas y su oposición radical a un alcalde y un gobierno municipal que votó en su día, no parece que vaya a reforzar su posición sino todo lo contrario.

Tampoco cabe sorprenderse. Desde hace tiempo, el Ayuntamiento de Zaragoza arrastra un bloqueo que ha paralizado múltiples iniciativas y ha generado una situación muy poco halagüeña para lo que suele denominarse «el interés general». Habría sido de desear que la aversión de la mayoría de los grupos a ZeC y el autoaislamiento de esta plataforma, que ha venido gobernando a trancas y barrancas el ayuntamiento, se hubiese sustanciado de forma más constructiva y limpia. No ha sido así. Ahora será preciso experar al otoño. A ver entonces qué pasa.