Felicidades doctor Javier Lambán por acceder por segunda vez a la presidencia de Aragón. Enhorabuena merecida.

Observando desde fuera, pero cerca, los pasos seguidos tras las elecciones autonómicas del pasado 26 de mayo, sin duda el conocimiento del método científico que avala el de la metodología de la investigación, certificada en la obtención del máximo nivel que concede la universidad española, el grado de doctor le ha sido muy útil tanto en su vida personal como en su trayectoria política, y en las negociaciones realizadas para cerrar y consensuar una «mayoría para gobernar» con el cuatripartito.

En ortodoxia y transparencia académica, doctor Lambán, como exige la integridad y la ética, lejos de intentos y ejemplos espúreos de obtención de másteres, licenciaturas y grados de doctorados, con convalidaciones (?) y memorias de tesis (?) de muy dudosa paternidad por algunos miembros de la «clase política», que habiendo alcanzado el sillón y el poder intentan acceder al simbolismo y significado del traje talar, toga y birrete, sin haber demostrado méritos y conocimientos para alcanzarlos.

La actual coalición de gobierno de la República Federal de Alemania (país que no admite ligerezas en los pseudodoctorados), necesitó 80 días y un extenso documento de 305 páginas, con lo que sería su programa, para consensuar leyes y activar acciones en el Parlamento y con los presupuestos generales.

Aquí en nuestro Aragón, tras el 26 de abril, los contactos y acuerdos con el PAR primero, Chunta después y finalmente Unidas Podemos, adolecen en lo transmitido y enfatizado por los cuatro partidos como línea de actuación, de ser un poco «genéricos».

Y como ciudadano y miembro de la sociedad civil surge un cierto escepticismo a cómo desde cuatro formaciones políticas, con idearios y programas diferenciados, y en algunos puntos antitéticos, se podrán acordar acciones y proponer leyes que es su responsabilidad política.

La acción de gobierno semanal puede ser compleja, así como la elaboración de los presupuestos, y exigirá muy buen tino en la dirección del timón que le corresponde, respetado colega, administrar con sabiduría para el presente y el futuro de «la tierra noble». Por ello, la sugerencia contenida en el título de esta colaboración es que, tanto los miembros del Ejecutivo «transversal y centrado» para dirimir diferencias como la ciudadanía, analizando los acuerdos de Gobierno, miremos todos a través de un caleidoscopio, en el que un simple giro permite observar dibujos totalmente distintos.

Un primer ejemplo recogido en los medios, concreto, anecdótico y caleidoscópico, ha sido el giro del PAR desde su programa y propuesta inicial sobre el Impuesto de Sucesiones, donde se intentaba equiparar su fiscalidad a la que tienen en la Comunidad de Madrid y en la de Andalucía, pero que tras la constitución del Gobierno de Aragón ha virado a «se estudiará su posibilismo». Que otros españoles disfrutan.

Y eso que en el caleidoscopio no se ve ningún dibujo de las guerras carlistas, génesis, como luego la constitución de los privilegios de los navarros con sus fueros y los vascos con su cupo. Injusticia permanente y tolerada.

Patético y desmoralizador resultó el reciente espectáculo de la fallida sesión de investidura en el Congreso de los Diputados. En vez de haber llegado a la misma el señor candidato a la presidencia con unos acuerdos razonables, negociados con su «socio preferente» para el sí y/o abstención con otras fuerzas, asistimos desde la tribuna a un mercadeo zafio que define a casi todos los actores.

Demostración de que siendo España un país con mas políticos que policías, bomberos y médicos juntos, y con las mayores cifras de ellos en términos absolutos y relativos de la UE, adolecen muchos del nivel exigible para regular una acción de gobierno con un programa y presupuestos, así como una oposición civilizada que cumpla con su misión de control del Ejecutivo.

Tras ello y viendo la suma de intereses personales y partidistas, poder y sillones, y la ausencia de un compromiso global de trabajar por el interés de España y sus ciudadanos, es muy posible que lleguemos a una nueva convocatoria electoral el 10 de noviembre. Así como a un tercer año con los presupuestos de Montoro prorrogados, como muestra de la parálisis de la Administración por nuestra clase política y su inacción.

Todo este akelarre empezó con el registrador de Santa Pola, hoy de la capital del Reino, que habiendo sido desautorizado gravemente por un Tribunal de Justicia, como «testimonio no fiable», en vez de dimitir, ser sustituido temporal y brevemente por su vicepresidenta, y convocar inmediatamente elecciones generales, se aferró al poder, al sillón y sus privilegios y dio lugar a la moción de censura, de la que todavía no hemos salido, ni mirando al caleidoscopio.

El Gobierno en funciones sigue favoreciendo en sus decretos ley y viernes electorales a Euskadi y Cataluña, de manera no disimulada.

Ha apoyado un Gobierno de coalición en Navarra de tinte euskaldun entre PSN, PNV navarro y abstención de Bildu. Además de las regalías que obtuvieron del PP en los últimos presupuestos (5.000 millones), la A-68 en su recorrido en el País Vasco y ahora la famosa Y del AVE, el amejoramiento del cupo y el paso de más transferencias.

Recientemente, y para satisfacción de catalanes, valencianos y facilidades para la exportación de las regiones de Murcia y Andalucía, el ministro de Fomento ha dado luz verde a completar el corredor medirerráneo, adaptando el ancho ferroviario de Valencia al europeo, con lo que las dos zonas de conexión ferroviaria con Europa estarán en Cataluña y País Vasco. Y se ignora y sepulta la opción del paso central por Canfranc y el Somport.

¿Cómo está hoy de operativo el canfranero? ¿De qué epoca es el trazado ferroviario de Zaragoza-Teruel-Sagunto? Pues para películas de Alfonso XIII y su huida por Cartagena, dirigidas por Spielberg.

¿En qué quimera se recoge la conexión Cantábrico-Mediterráneo por Santander-Zaragoza-Teruel-Sagunto? Fuera ya de visiones caleidoscópicas, señor presidente de Aragón, estimado don Javier Lambán, creo que tiene usted y su Gobierno dos objetivos no genéricos, sino específicos.

Exigir la modernización y actualización de nuestras infraestructuras en comunicaciones y apoyar decididamente a nuestra universidad, tanto en su realidad formativa y educacional como en sus potencialidades investigadores, que son muchas, si se ayuda a los grupos activos.

Sin olvidar los compromisos sociales de su acción de Gobierno y apostar de manera ilusionante en integrarnos y ser actores significativos en la próxima revolución industrial, que está casi llegando y es la tecnología de la información.

Démonos todos la mano para que así sea o fuese.

*Catedrático de la Universidad de Zaragoza jubilado