Las estadísticas de demandantes de empleo inscritos en las oficinas del Inem tienen ahora un significado diferente del que históricamente se les atribuía. De acuerdo con los estándares europeos, el verdadero medidor del nivel de paro de un territorio es la encuesta de población activa. Por tanto, los datos ayer conocidos tienen utilidad para pulsar cuál es la situación dinámica del mercado de trabajo: cómo evoluciona la contratación, qué características de duración tiene y cómo se distribuye entre sexos. Así, pese a que en junio hubo una disminución de 28.015 demandantes de empleo --en Aragón descendió en 1.734 personas hasta 29.467, una cifra histórica--, Gobierno y sindicatos han puesto el acento en el alto nivel de contratos suscritos (1,4 millones) y en que 117.330 de ellos, una cifra récord, lo fueron con carácter indefinido.

Pese a la mejoría cuantitativa y cualitativa del mercado laboral, persisten problemas estructurales. Las ofertas de trabajo no cubren toda la demanda existente y, para agravar la situación, todavía es excesiva la temporalidad del nuevo empleo creado. Ese es el principal reto que deben afrontar Gobierno, sindicatos y empresarios en las reuniones sobre el diálogo social que comienzan la próxima semana.