Salvo a Sáinz de Varanda, que le cantaban lo de chun-ta-chun, todos los alcaldes de Zaragoza han recibido pitadas al salir al balcón en fiestas. Triviño, Rudi, Atarés y Belloch lo soportaron. Como Santisteve. Pero eso es una cosa y otra que su torpeza levante broncas mayores. Pasó con Atarés cuando, con la que caía con el trasvase, eligió de pregonero a González Ferrari, que no pudo ni acabar. Ahora es Ada Colau. Algunos dirán que es otra torpeza política tal y como está el patio. Pero ante todo, calma.