El enemigo del PHN son las desaladoras, el sentido común, la gente expropiada y expropiable. El enemigo del Gobierno es Marte, que tiene agua fresca. La NASA abre el champán y los robotitos van respondiendo. Pobrecillos, tan lejos de casa. El Universo está lleno de gaseosa y agujeros de Hawking. Hay que tirar a este Gobierno en las elecciones para devolver al PHN al cajón de donde nunca debió salir. Para que quede claro que no se puede gobernar manu militari ("paseo militar" de Cañete, absolutismo de mayorías absolutas). Hay que tirarlo en las elecciones para cambiar de ambiente, para rebajar la soberbia. Hay que cambiar de Gobierno para que puedan relajarse y cazar a gusto. Hay que cambiar para que todo siga igual. Pero ¿a quién ponemos? En fin.

Aragón no ha sido capaz de armar una alternativa basada en la lista de obras pendientes, una cosa objetiva, que cualquiera hubiera podido suscribir y votar. Las carreteras de la muerte, que hay bastantes, las autovías que se van licitando a ritmo mudéjar, como si no se hubiera inventado la excavadora, o como si estuvieran todas alquiladas para los embalses. La lista de las obras pendientes, el aeropuerto, que tiene unas reformillas pensadas para el 2020. Aragón no ha sabido generar esa alternativa para llegar con fuerza al Congreso y negociar con cualquier Gobierno. Al Congreso, no a la comunidad de vecinos ni al geriátrico de la esquina. Otra vez será.

Lo bueno de la democracia, con todos sus fallos, es que ahora está bien vista, es cool para los negocios. Dentro de cuatro años, o cuando sea, se puede volver a intentar. La lista de obras seguirá ahí, con sus puntos negros, sus Artiedas , sus tubos a medio fabricar y sus Pirineos con fronteras. Ojalá desdoblen en cuatro años todo lo que hay que desdoblar, y que no haya que volver a dar la brasa con la lista. Por lo demás, la euforia de Davos se corresponde con la de Aragón. Los que cortan las carreteras o se manifiestan en Artieda no lo hacen por victimismo, sino porque hay demasiados accidentes, o para que no les expropien los muertos, cosas objetivas, cuantificables, estadísticas, científicas. Hay que cambiar el Gobierno para que parezca que pasa algo de vez en cuando. Para que se pare en seco el trasvase, al menos por una temporada, y podamos hablar de otras cosas. O de ninguna.

*Escritor y periodista