Claro que sí: estas elecciones han cobrado una gran transcendencia y sus resultados pueden ser decisivos a la hora de resolver la Segunda Transición en la que, se quiera o no, estamos metidos. Sobre todo si ganan las derechas, cuya determinación de revisar los consensos del 78 es más que evidente, e incluso agresiva en algunos casos.

Pero mientras tanto la campaña se está llenando ya, incluso antes de empezar, de situaciones que mueven a la risa. Al fin y al cabo, habiendo perdido los periodistas nuestra facultad para organizar y dirigir de alguna forma ese ejercicio de democracia deliberativa que deberían ser los periodos preelectorales, el tsunami internáutico convierte los foros en voraces charcas donde, si caes, te pones de barro hasta la coronilla, lo cual siempre resulta gracioso (para los espectadores, claro, no para quienes se van de bruces al fango).

Estaba cantado que el supuesto glamour de la trasatlántica campaña del PSOE permitiría a la competencia (en el PP se aplicaron a ello de inmediato) difundir memes con Sánchez y Torra abrazándose en la proa del Titanic justo antes de que este choque con el iceberg. Es dudoso que el president (cuyo partido podría ser desbordado por Esquerra y convertirse en irrelevante, al menos en el Congreso de los Diputados) tenga ganas de abrazar a Pedro, pues sería mil veces más feliz viéndoselas con Casado. Pero el humor... ya se sabe.

Más genial estuvo un amigo mío, que andaba refunfuñando porque el eslogan de Vox, ¡Por España!, le parecía un signo de flojera ideológica. ¿De flojera?, le dije extrañado. Claro, me contestó, porque ya se están dejando a Dios. Y siguió: El llamamiento auténtico es «¡Por Dios y por España!», lo demás... de derechita cobarde. Nos carcajeamos, claro. Pero la verdad es que los discursos de los más radicales han llegado a un punto de inflamación conceptual que parecen una incitación al chiste, si no un chiste en sí mismos.

No sé ustedes, pero yo estoy determinado a pasármelo bien. Luego, en la noche del 28, ya veremos si hay que reir... o llorar.