O las áreas de control del gasto autonómico no funcionan o las medidas adoptadas son insuficientes, pero lo cierto es que el déficit en Aragón, que ya provocó a principios de año el relevo del consejero de Hacienda, sigue desbocado. La comunidad es la cuarta con peores resultados, con una desviación del 0,60%. Durante los primeros cuatro meses del año, Aragón ha gastado 139 millones de euros más de los que ingresa, y lleva camino de superar el 1% autorizado si el nuevo titular del departamento no se impone. Javier Campoy ha tomado posición en la consejería con determinación, pero está claro que debe hacer algo más, sobre todo con el área que distorsiona las cuentas aragonesas, que no es otra que Sanidad. Cuando cesó a Saz, la presidenta Rudi debería haber hecho lo propio con Ricardo Oliván, un gestor muy ineficiente.