El año pasado doscientas aragonesas murieron por cáncer de mama, una enfermedad que tiene en Aragón una incidencia mortal mucho más elevada que la media española (hasta 9 puntos). ¿Por qué? Es algo que tendrán que investigar los expertos, porque aunque las causas de este cáncer no se conocen sí se sabe que hay factores de riesgo que aumentan la posibilidad de padecerlo, y que un exceso de grasas saturadas acelera los tumores y los hace más malignos.

Los sistemas de detección precoz --una simple mamografía realizada de forma periódica-- permitieron descubrir tumores en 450 aragonesas el año pasado, lo que significa que en la mayoría de esos casos se pudo atajar a tiempo una enfermedad que arrastra importantes consecuencias personales, familiares y laborales. Siendo tan importantes los programas de detección precoz y siendo tan alta la incidencia de mortalidad en Aragón, no se entiende bien que el Salud no amplíe las pruebas de diagnóstico, que hoy por hoy son bianuales y se centran en mujeres de entre 50 y 65 años.

Es verdad que ésta es la cobertura que marca la OMS, pero en España han saltado las alarmas porque un tercio de los 15.000 cáncer de mama registrados el año pasado se diagnosticó a mujeres menores de 50 años. Si tenemos en cuenta este dato y la alta mortalidad que se registra en Aragón, haría bien la DGA en adelantar la edad y en hacer diagnósticos anuales. El cáncer de mama es la primera causa de muerte entre las españolas de 45 a 55 años. Convendría saber por qué las aragonesas son más vulnerables.