Ya no será una simulación hecha por ordenador. Por fin dejaremos de imaginar cómo luciría la estación internacional rehabilitada, cuál sería el tráfico de trenes, mercancías y pasajeros que un día tuvo. Hoy veremos el principio de la nueva era de Canfranc.

El rey Alfonso XIII y el presidente de la República francesa la inauguraron en julio de 1928. Su actividad fue la propia de un nudo internacional de comunicaciones de su talla pero también vivió episodios de película: intrigas de guerra, fugas de metales preciosos, huida de refugiados judíos, envío de documentos…

Actualmente su ámbito de influencia es regional. Tan solo dispone de conexión de media distancia con Zaragoza. Un trayecto bucólico, relajante... y largo. Muy largo. El tren lo que se dice rápido no va. Se trata de un viaje más sentimental que práctico.

Las conexiones con Francia se cortaron en 1970 tras el descarrilamiento de un tren de mercancías en el puente del Estanguet. La estación ya lleva más años cerrada, 51, que abierta, 42. No importa. Su recuperación y puesta en funcionamiento supone una gesta moral e identitaria. Útil también, por supuesto. Conseguir que las máquinas crucen nuevamente los Pirineos por aquí es trascendental para la vida y la economía de la zona.

El proyecto para rehabilitar todo el complejo ferroviario está en marcha. Se construirá un hotel, un museo del ferrocarril, un centro de visitantes del Camino de Santiago, viviendas, equipamientos de uso terciario… Falta mucho para verlo convertido en realidad, pero esta tarde se cruza una línea importante. Se inaugurará una nueva playa de vías en la explanada de Los arañones cambiando su fisonomía por completo.

No se puede negar que la lucha por revitalizar esta infraestructura ha sido más intensa por parte de unos gobiernos que de otros. En España, en Francia, en Aragón, en Nueva Aquitania… El empeño ha sido, digamos, voluble. Lo que no lo ha sido es el empecinamiento de asociaciones y agentes locales. Ellas no han flaqueado nunca y siempre han confiado en lograr la reapertura.

El de hoy supone un pequeño paso para el tren y un salto para los aragoneses. Queda camino por recorrer, desde luego. Para acondicionar integralmente la línea que conecta con Pau hay que sustituir traviesas, adaptar apeaderos, electrificar vías, reacondicionar el túnel ferroviario del Somport. También queda recuperar el histórico edificio modernista. Parece que voluntad para hacerlo no falta. El objetivo es que los convoyes circulen entre Francia y España a través de los Pirineos en 2025. Podrá demorarse un año o dos pero esto es ya irreversible. El tren calienta motores y en poco tiempo circulará a toda máquina.