El sistema educativo en Aragón comienza a ser caótico no solo por el continuo recorte en inversión, plantillas, centros y becas, que desciende en 2014 a niveles de hace una década, sino también por el desconcierto en la política de personal, tanto de los funcionarios, por la supresión de plazas, desplazamientos y la impartición de materias de otras especialidades, como de los interinos. Si el año pasado la consejería convocó oposiciones de Primaria tras anunciar que habría de Secundaria, este año ha vuelto a jugársela. Después de que la consejera Dolores Serrat anunciara varias veces en otoño que no habría oposiciones debido a la tasa de reposición del 10% y al efecto llamada que supondría, esta semana se ha desdicho con la convocatoria de 190 plazas. Una indecisión que justifica, para mayor lío, por una sentencia judicial conocida desde el pasado verano que obliga al Gobierno de Aragón a ofertar en tres años las 385 plazas docentes excluidas entre 2007 y 2011. El cambio ha descolocado a los aspirantes aragoneses (padres de familia, parados, empleados, expatriados...), que habían planificado un curso sin oposiciones; y da alas a los aspirantes de las comunidades donde no se convocan, como ya adelantó la consejera, que caerán en Aragón como bandadas de estorninos. A esta incertidumbre se suma la modificación del decreto de interinos, rechazada por todos los sindicatos y aprobada en el Consejo Escolar gracias a los votos de los representantes de la concertada y privada (a los que no les afecta), que menosprecia la experiencia docente y obliga en la practica a los interinos en ejercicio a aprobar consecutivamente todas las oposiciones que se convoquen. Y aún queda la Lomce.

Periodista y profesor