España se encuentra a la cola de Europa en la distribución de desfibriladores, un instrumento que los cardiólogos llevan años reclamando para que se instale en todo tipo de equipamientos públicos y privados fuera del ámbito sanitario. El Ayuntamiento de Zaragoza, por ejemplo, ya los ha instalado en 28 campos de fútbol municipales, pero la reclamación debe alcanzar a otras instalaciones y dotar de acreditaciones al personalpara su uso.