Una persona que intenta salvar su vida en medio de las aguas heladas de un mar, que pide ayuda para seguir respirando si no es auxiliada, ¿sigue siendo una persona? Si no merece la compasión de quienes están en un barco seguro, si no puede ser rescatada, quiere decir que la persona no tiene historia ni biografía, ni identidad, ni origen, ni anhelos ni miedos. Quiere decir que su sufrimiento es distinto al de quienes impiden que sea ayudada, un sufrimiento menos sufrimiento porque quien lo vive ya ha sido puesto en una categoría inferior. Quiere decir que el hecho de que siga vivo o muera es irrelevante, que de lo que escapa no importa porque cuando decides que alguien no merece ser rescatado de las aguas heladas es que ya ha dejado de ser considerado persona. Cuando no importa si la persona es salvada o no, entonces no es persona, es un simple trozo de carne y huesos y piel flotando en medio de las aguas heladas. Que a Proactiva Open Arms se le impida rescatar hombres, mujeres y niños que hemos visto extendiendo los brazos para escapar de la muerte, que se diga que favorece el tráfico ilegal de persona es una falacia porque si los náufragos pueden ser abandonados, si pueden no merecer ser auxiliados, es que no son personas, son un objeto extraño en medio del Mediterráneo. No recordamos que cuando a una persona le negamos la biografía, la identidad, el sufrimiento, la convertimos en un trozo de carne sin valor pero también es en lo que nos convertimos nosotros mismos. Sin compasión, somos el trozo de carne y huesos y piel que flota en las aguas heladas. H *Escritora