Como no hay tiempo que perder en la carrera hacia la Expo, el presidente de Aragón y el alcalde de Zaragoza dedicaron buena parte del fin de semana a preparar la agenda de trabajo para que la sociedad que se encargará de gestionar los proyectos esté lista antes de que acabe enero. Hace falta mucha precisión para invertir 1.500 millones de euros en tres años. Es algo a lo que no estamos acostumbrados en Aragón, donde los plazos de ejecución de las obras siempre se multiplican sin que la inversión avance. En esta ocasión hay que imprimir un nuevo ritmo: si la sociedad está formada antes de un mes se podrán aprobar los proyectos en marcha de forma que las obras se liciten en tiempo y plazo y puedan comenzar. El jueves en París, los responsables políticos expresaron la necesidad de que este verano el meandro de Ranillas se llene de máquinas. Por una vez los discursos políticos tendrán que ser órdenes, porque el tiempo avanza.