Las Cortes de Aragón aprobaron recientemente la adopción de niños por parejas homosexuales estatales, con el único voto en contra del Partido Popular.

Creo que es un craso error contravenir la esencia misma de la naturaleza de las personas. Sólo existen dos tipos de sexos que se complementan por el amor en la procreación y en la educación de los hijos (naturales y adoptados).

Si el argumento político fue adecuar la realidad social (¿) al derecho positivo, también se podría legalizar la prostitución, admitir el aborto libre y así un sinfín de aberraciones notoriamente nocivas. Estamos obligados a elegir pero no por ello abocados a acertar.

Antes de promulgar ciertos derechos, la opinión de expertos contribuiría positivamente para rechazarlos reforzando la dignidad humana.

Claro es que esta postura es impopular, resta votos y precisa de firmes convicciones alejadas de sentimentalismos desordenados.

Vicente Franco Gil. (Zaragoza) C