Soy padre de dos alumnas que cursan sus estudios en el Colegio Lestonnac, sobre el cual pende una amenaza de cierre. Cuando matriculé a la mayor de mis hijas no pregunté cuánto tiempo iba a mantenerse el centro abierto porque suponía que los colegios no son como los bares, tiendas, etc., negocios sujetos a una rentabilidad. Ahora he leído en un artículo de su periódico que las negociaciones para evitar su cierre están rotas, ya que la Compañía de María dice que no tiene vocaciones, que el colegio es deficitario y que no se llega a un acuerdo con los profesores para su traspaso en cooperativa. Sigo leyendo y veo que en tiempos se solicitó la recalificación del terreno sobre el que se asienta. También que se solicita una nueva aula de infantil en otro colegio que posee esta compañía religiosa, ¿no había falta de vocaciones? Otro problema es la situación de tres de sus profesores, que supongo querrán hacer valer sus derechos. Cada vez estoy más seguro que el colegio cerrará sus aulas, porque una de las partes piensa que no obtiene los suficientes beneficios, con lo cual la empresa tiene que cerrar, vender activos al mejor postor y en las mejores condiciones. Lo triste del tema es que estamos hablando de la educación de 250 niños. -- José A. Serrano. (Zaragoza) M