A ver si nos aclaramos. ¿Cómo ha venido haciendo las cuentas el Gobierno saliente? ¿Se ha limitado acaso a restar de los ingresos globales las partidas por todos los conceptos transferidas a las comunidades? Si es así, y mucho me temo que sí, el equilibrio presupuestario, y no digamos el superávit, es totalmente ficticio. En un estado con capacidad autonómica de gestión hasta el endeudamiento el balance "real" debe hacerse contabilizando los gastos autonómicos y no las cantidades abonadas a las autonomías. En caso contrario se enmascara la realidad como la disfraza el ama de casa que en el capítulo de gastos sólo considera lo que, sobre el papel, destina a los distintos cometidos familiares, cualesquiera que sea el importe de estos. De estar en lo cierto, como me barrunto, el problema radica no tanto en el camuflaje de la realidad, que queda oculta a la crítica pública, como en que se presta a ser un arma electoral a costa de las autonomías que se ven obligadas a cerrar sus balances con déficit. Otra cosa es si estos endeudamientos son razonables o no, pero si lo son el equilibrio presupuestario estatal es una falacia inadmisible. -- José Fco. Luz. (Zaragoza) M