Hasta el último momento incertidumbre. Horas antes de la votación tensión, nervios, emoción contenida. Por fin, al conocerse el resultado, gran alegría, júbilo general: Zaragoza ha conseguido ser sede de la Expo 2008. Cuantiosas inversiones, en principio estimadas en 1.500 millones de euros, gran porcentaje de las mismas destinadas a infraestructuras, que permanecerán en la ciudad una vez pasado el evento, pueden suponer trabajo, desarrollo y proyección internacional para Zaragoza.

Pero ahora quisiera destacar unos detalles de relaciones humanas que me parecen importantes: el alcalde Juan Alberto Belloch invitando a sentarse en la mesa de la celebración oficial al exalcalde José Atarés, o concejales de diferentes partidos brindando juntos en el balcón del Ayuntamiento, son gestos que deberían ser más frecuentes entre nuestros representantes políticos, y sustituir así los enfrentamientos como sistema de trabajo.

Finalmente, para salir al paso de suspicacias que no tienen porqué producirse, sería deseable que el dinero público se gestionase de manera transparente.-- José Murillo. (Zaragoza)M