No alcanzo a entender qué es lo que está pasando en esta ciudad para que se haya conseguido propagar la idea de que casi lo único que nos falta para alcanzar la felicidad completa es que una empresa con ánimo de lucro instale a unos cuantos kilómetros de la ciudad consolidada un complejo centro de ocio basado alrededor en una tienda de muebles suecos. Pienso que esta ciudad lo que sí necesita es materializar otras ideas mucho más importantes: por ejemplo, yo viajo en los medios de transporte colectivos, y como el tren se me queda un poco lejos económicamente, me parece increíble la desidia de quien tiene las competencias para que Zaragoza tenga una estación de autobuses digna de tal nombre. Esta idea me parece imprescindible; esa otra idea, no. Me gusta viajar, creo que ya lo he dicho, y que esta ciudad, que presume de ser la quinta del Estado, sea la única que no tiene red de cercanías que la conecte adecuadamente con barrios rurales, pueblos, ciudades cercanas, habla bastante de quien se obsesiona con lo superfluo, con lo decorativo, con el tiempo libre, que es terreno privado, y deja de lado lo público, lo cívico, lo común. -- José María Ballestín. (Zaragoza) M