No hace mucho fue noticia en todos los medios el abandono por sus familiares de una señora mayor que padecía demencia senil. El caso, afortunadamente, concluyó con prontitud en la Audiencia de Barcelona con multas para los implicados y una indemnización a favor de la agraviada por valor de 1.240 euros.

En otras ocasiones las sentencias condenatorias han establecido sanciones hasta de 4.000 euros para los dueños que han abandonado perros u otros animales, siendo estas sumas más fuertes si el animal dañado estaba declarado especie protegida. Atónito por tales realidades me pregunto: ¿quién protege al ser humano?, ¿tan desequilibrado está el mundo como para negarse a sí mismo?, ¿qué valen nuestras vidas?

No admito estos irracionales desprecios hacia las personas producto de una decadencia moral, social y natural, en la que el único dueño y señor parece ser el imperio de la indiferencia, alimentándose sin duda por el egoísmo más radical jamás conocido.

Entre todos pongamos remedio, alguien lo agradecerá. -- Vicente Franco Gil. (Zaragoza) C