La idea de quitar las cuatro cabezas de moros del escudo de Aragón me parece fruto del papanatismo más absoluto. Para empezar, expertos en heráldica ya nos advierten que la interpretación de estas cabezas debe hacerse cuidadosamente, pese a que algún representante de la comunidad islámica en Aragón ya se ha apresurado a asociarlas con la violencia.

Que yo sepa, aquí nadie corta cabezas, actividad a la que --por cierto-- sí se dedican algunos activistas islámicos de hoy en día.

Si seguimos la línea de argumentación de quienes proponen la supresión de cabezas, deberíamos continuar con el resto del escudo, plagado de referencias a batallas históricas. También habría que derribar la estatua de Alfonso el Batallador, cambiar el nombre de su calle y la de Don Jaime. Incluso Zaragoza debería quitarse el nombre, pues hace referencia (César Augusta) a los imperialistas romanos.

--F. B. A. (Zaragoza)M