Estremecen siempre las imágenes de miles de niños trabajando en condiciones miserables e infrahumanas en países del tercer mundo como Asia, América y Africa. Algunos hablan de boicotear productos en Occidente que han sido elaborados con mano de obra infantil. Puede ser una solución.

Pero sería un error contemplar el problema sólo desde la perspectiva de países ricos y pobres.

Algunos matices culturales contribuyen a engrandar el problema. Mientras familias que viven en la miseria sigan teniendo muchos más hijos de los que pueden mantener, ¿de qué van a comer si no se les permite a los niños trabajar?

No nos engañemos. Los niños deben estar en la escuela, formándose como personas y relacionándose con sus iguales. Pero mientras continentes enteros renuncien a tener hijos con responsabilidad no lograremos cambiar la situación. --José Luis Morales. (Zaragoza)M